19.3.14

¿Una partida?

Si vienes, esperaré acodada en la mesa de billar, vestida únicamente con una camisa y esgrimiendo mi sonrisa más tentadora. Esperaré a ver el movimiento agitado de tu garganta, levantando oleadas de deseo entre nuestros cuerpos, y quizá te permita rodear mi cintura con tus manos mientras apunto a la bola. Intenta no moverla tú con tu respiración, cariño, la noto demasiado agitada en mi cuello cuando mis caderas rozan la tuya al inclinarme. Sé que te vas a tomar la libertad de dar un único paso de baile, y aquí estoy ahora, recostada sobre el verde mientras las bolas ruedan desplazadas. Vaya, cariño... no has tenido cuidado, y a la camisa sólo le faltaba un botón para desabrocharse entera. ¿Acaso tiene que ver con el jadeo entrecortado que se ha deslizado, tembloroso, por tus labios?

Si te quedas, dibujaré un nuevo mapa por tu piel con mis dedos mientras saboreo la excitación que desprende tu cuello y se resbala por mi pecho. Tus labios ruedan por mis hombros y el ambiente se caldea celoso mientras mis piernas se enredan en tu cintura. Vestiré tu piel con las vibraciones de mi garganta, y disfrutaré siguiendo la chispa del incendio que baja por tus caderas. Ten cuidado, cariño, que la perversión se esconde en cada esquina de la mesa, esperando su turno para entrar en el baile... y a mí siempre me ha gustado jugar.

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